En los 80 cuando apareció el fenómeno llamado “mountainbike”, los adictos acudíamos cada mes al quiosco en busca de nuestra dosis en forma de revista especializada. En aquellos tiempos lo de internet existía solo en la cabeza de algunos soñadores, y las publicaciones en papel eran nuestra ventana a otros mundos casi de fantasía. En Bicisport, Alix y sus vigilantes de la playa, nos hablaba de bicicletas de peso imposible mientras viajábamos con el Kapitán Pedales por todo el mundo. Juanma Montero y Pablo Bueno, primero en BTT y luego en BIKE nos incitaban a intentar derrapadas interminables y saltos de póster publicitario. David Fillat y Xavi Fané, en SOLOBICI nos llenaban las retinas con equipaciones multicolores y probaban bicicletas de nombres imposibles. Todos estos personajes son casi como de la familia desde entonces. A la mayoría he podido conocerles en persona y les he dado las gracias por tantos buenos ratos que me han hecho pasar.
Cada uno de tenía su manera de escribir y me aportaba algo distinto, pero de todos ellos el que más huella dejó en mí fue sin duda Xavi Fané. Xavi reside en Crested Butte, Colorado, y desde allí enviaba a la revista fotografías maravillosas, hablaba de eventos que aquí parecían como de ciencia ficción, probaba bicicletas que en su mayoría jamás veríamos en España, nos descubrió Moab a lomos de su Kona Hei-Hei de titanio y nos presentó a muchos de los genios pioneros del mtb.
Además de los reportajes que publicaba en cada número de la revista, tenía una columna a modo de editorial. Al principio se llamó “Usa connection” para pasar más tarde a denominarse “Sin ritmo ni cadencia”. Estaba encabezada por una fotografía suya sentado en un sillón a la entrada de su pueblo y en ella se dedicaba a reflexionar sobre el mundo de la bici en general y sobre su vida como aficionado en particular.
Fané rodó con nosotros por los senderos infinitos que rodean su casa, nos llevó a las paredes de adherencia imposible de Moab, a los rojos atardeceres en el desierto, nos llenó la cabeza de ascensiones imposibles y descensos pecaminosos.
Para mí, y me consta que para muchos como yo, viajar allí se convirtió en un sueño. Un deseo que en mi caso particular tengo desde hace casi treinta años. El poder recorrer aquellos senderos, asistir a aquellas puestas sol, respirar aquel polvo, sentarme en aquel sillón…
Todo esto viene a cuento porque por carambolas del destino, por fin voy a poder ver cumplido este sueño. Nos vamos a vivir unos años a Colorado. La Biciteca se muda por un tiempo a Denver y desde allí os contaremos como vivimos el “sueño americano”.
Happy trails!!!
#LaBiciteca #librosapedales #ciclismodepapel #Bicio #sinritmonicadencia #usaconnection